- Convenio lord Elliot
- Cuando en el año 1833 comenzó la Primera Guerra Carlista, las personas que no aceptaron como reina a Isabel II fueron consideradas rebeldes y como tales, con harta frecuencia, fusiladas. Como primeros fusilamientos se puede citar el del general Santos Ladrón de Cegama el 14 de octubre de 1833 en Pamplona. El 4 de diciembre, Genaro Quesada, capitán general de Castilla la Vieja, fusiló en Burgos a cinco rebeldes. Como les había concedido cuatro horas para prepararse a morir, el arzobispo pidió dos días más tarde que en adelante fuesen concedidas 24 horas a los que habían de ser ejecutados, a lo que Quesada contestó:" ... será inútil la menor o mayor concesión de tiempo para ejecutarlos”. (Aurora). Los carlistas también comenzaron a fusilar a sus prisioneros, basándose por un lado en que debían fusilar en represalia, y por otro, al carecer de plazas donde guardar a sus presos, no pudiendo llevarlos continuamente consigo por lo montes, los fusílaban sobre la marcha. Se deben destacar en el bando carlista los fusilamientos de Heredia. Espartero se quejó en Bilbao sobre los bárbaros fusilamientos de la guerra, pidiendo al gobierno " .... conviene pues regularizarla procediendo con estos enemigos implacables, como con los de una nación contraria, según las leyes generales del derecho de gentes y de la guerra ...". (Panorama, p. 145).
Enciclopedia Universal. 2012.